Luna de entonces
Luna de entonces,
gota de bronce
sobre la mesa;
Pena que brilla
desde la orilla
de la tristeza.
Sal a mis pasos
por el ocaso
de azules cielos;
Ven a mi vida,
cierra la herida
del desconsuelo.
Redondo luto,
breve minuto
de largas horas;
Boca cobarde,
de tarde en tarde,
que me enamora.
Tizne de tiza,
por la cornisa
del desencanto;
Frágil de amores,
no te demores.
¡Te extraño tanto!