Junín (en el alma)
Como un cielo de plomo
Me duelen estas manos de no usarlas contigo,
esta espina furiosa a los besos clavada,
la lluvia interminable que tizna la mirada
de estos ojos que llevo con rencor enemigo;
me duelen estos labios de enconado castigo
que no llaman ni nombran el amor y la nada,
el ímprobo ejercicio de luna destemplada,
sin aliento ni abrigo;
me duele cada cosa como un cielo de plomo
de cobarde tristeza que se rompe en pedazos,
la voz deshilvanada con que te nombro, como
si una rosa de espanto germinase en mis brazos,
y este otoño de nadie y el amor con que digo,
me duelen estas manos de no usarlas contigo.
Incluído en el libro Llevarás en la piel.